¿Qué tendrán los niños que encandilan a todo el mundo?
Sea uno de la cultura que sea, tenga la creencia que tenga, la mejor manera de enternecer un corazón y que surja una sonrisa es con una fotografía de un niño.
Precisamente por eso son un poderoso reclamo en publicidad. Se ha recurrido a ellos desde su auge a mediados del siglo XIX y todavía hoy los anuncios más celebrados en el cualquier medio audiovisual son aquellos donde los niños son protagonistas.
Ahora bien, hacer buenas fotografías de estudio para publicidad con niños no es nada fácil.
Este post lo acompaño con una fotografía que realicé ahora hace unos 3 años. El propósito era para un calendario de Harinas Regany ( uno de los grupos harineros más importantes de España, que además fabrica las harinas para Mercadona ). Ya llevaba años realizando fotografías relacionadas con el pan, la harina y el trigo con productos, tipo bodegón, y yo les sugerí de introducir el factor humano para llamar un poco más la atención.
Nos comprometimos a hacerles unas fotos con niños jugando con harina que fuesen, por lo menos, encantadoras.
El concepto o la idea que les propusimos la teníamos muy clara : la harina es un producto que lo consume, de una forma u otra, todo el mundo. Por lo tanto, interesaban una fotos con 3 niños de diferentes razas jugando alegremente con la harina, que generasen simpatía y a la vez, reflejaran también esta España abierta y plural que a raíz de la inmigración se está configurando.
Y todo, como siempre, por un precio ajustado, pues dicha empresa no estaba acostumbrada a los presupuestos con modelos.
Para empezar, nos encargamos del casting. Solo 10 años atrás habría sido complicadísimo y muy caro. Hoy día, en Cataluña, solo hay que ir al colegio mas cercano, en este caso, el de nuestros hijos, en Canyelles. Así lo hicimos y seleccionamos a un grupito interesante al que añadimos nuestro hijo mediano. Había niños desde los 2 años del nuestro hasta los 5 del mayor.
Cuando llegó la hora ya estaban todas las luces a punto y bien testadas, sin cables por medio, con un plástico cubre muebles de pintor sobre el suelo del estudio, y un saco de harina a punto.
A los niños no puedes decirles lo que quieres y esperar que lo hagan. Hay que conducirlos sin que se den cuenta a donde quieres llegar. Y cuando llegue ese momento captarlo de forma ágil. Que mejor que empezar jugando con la harina y luego con agua, y dejar que experimenten, proponiendo pequeños retos ( “ahora sopla, ahora píntale la cara al otro, ahora prueba de hacer una figura…”)
Yo ya asumí que sería prácticamente imposible clavar la foto perfecta de una sola vez con varios niños. Por tanto, había que centrarse en aquellos que fueran más graciosos y luego hacer un montaje.
En la selección final tuve en cuenta que en conjunto la foto resultara equilibrada aprovechando lo mejor posible el espacio marcado, aunque individualmente igual había fotos mejores.
Abajo os pongo una selección de varias fotos para que veáis lo bonita ( y agotadora ) que fue la sesión.
Siempre es sorprendente y gratificante el resultado de trabajar con estos pequeños personajes, esos locos bajitos ( que decía Serrat ).
Estoy seguro que arrancaremos más de una sonrisa y un “ooooooooighh!!”
